martes, 30 de marzo de 2010

Seis pasos detrás de mis pasos

Detrás de mis pasos quedaban los banderines flojos con sus colores apagados, sillas, mesas simétricamente desparramadas y el vino haciendo degradé con la sangre. Así se dibujaba la escena, una fatal tertulia regional de pueblo. Al horizonte todo seguía con la misma regularidad de un feriado, Elsa barría el alba con la redundancia de su domingo hecho misa, Don Felipe empuñaba caña y algunas lombrices mientras la bici perfilaba un camino al arroyo.
Por alguna razón la capilla no había abierto aún Pedro el florista miraba la puerta del oratorio desentendido rascándose la cabeza con el tallo de un jazmín.
Si zoilo tenia razón en ese montón de gente atrás ¿Quién habría sido el cuatrero que mató un animal en el medio de la calle principal? ¿Con que razón? ¿Cómo lo había hecho en medio de la fiesta sin ser observado?-Las preguntas rebotaban en mi sien tanto como las gotas que engordaban la llovizna.
Recuerdo salir de casa para lo de Ella a buscar los planos de la nueva plaza cuando me enteré del festín en honor al nuevo comisario, hijo de Don José, en Finn, había fiesta y no me puede negar a semejante invitación de baile, ahí nomás dejé los planos sobre el escritorio y salimos Ella, yo y los otros dos. Para cuando se apagó el sol todo empezaba a ser sonrisas, no sé muy bien porque el aire se respiraba macabro pero no puedo recordar mas, Ella...su nombre, intenté todo este trayecto recordarlo y no puedo ¡NO PUEDO! Sobraba en esa mañana una resaca brutal y la sensación de vacío más grande que había tenido en mi vida, algo faltaba. Debe haber sido algo fuerte...quizá un amor o algo por el estilo. Ya falta poco charlaban mis botas con los pies. Pero que idiota como olvidar un amor_ ¿tanto tomé?
Mis llaves, revuelvo los bolsillos mientras la puerta de mi hogar me hace frente, ¡Las perdí!o ¿qué raro? Me preguntaba mientras subía por el corredor cuando muy de pronto mis pies se aflojaron, el frío recorrió mi cuerpo a la velocidad de la luz, luego cayeron mis rodillas. Sentí el facòn salir y junto con él los recuerdos de una madrugada sangrienta. Mire detrás de mis hombros que se derrumbaban pesados de memoria y pregunté: _ ¿otra vez me toca perder?
Nos habían seguido todo el tiempo, desde la salida de su casa que es tambien la de mi padre, Ella y yo lo sabíamos, preferimos esperar el momento preciso de la emboscada nos habíamos prometido olvidar todo y ser familia, esos dos tan parecidos a nos pero a la vez tan distintos venían aniquilarnos la redención del olvido a cambio tendríamos la condena de un amor imposible. La sangre subía por mi garganta en ese instante infinito de imágenes.
Sus vísceras desprolijas por el mantel, las copas rotas, ocultar el cuerpo y aquel último suspiro de bondad... juré que había matado esa parte de mi. Ella hizo lo apropiado también recuerdo verla romperle la nariz detrás de la galería y luego, de un solo ademán, clavarle el botellón trillado en el corazón. Su parte si había muerto asentí cuando la sangre salía combulsiva por mi boca. Pero no fué así conmigo, algo lo resucito y me vino a buscar donde estuviese solo, supo todo este tiempo que era inmortal mientras sus ojos se cruzaran con los míos. Seis pasos detrás de mis pasos mi vida continua igual, sin olvido, perpetua y rutinaria... como los secretos del pueblo.

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1 comentarios:

Blogger David ha dicho...

Buenisimo boludo, estuvo zarpado. Igual despues tengo que preguntarte algo. xD

27 de abril de 2010, 12:57  

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